Tengo una vecina que le gusta el golf. Me gusta la vecina; odio el golf.
Coincidimos frecuentemente en el ascensor. Mañanas estupendas de invierno, días fríos y lluviosos y días destemplados de viento sur. Coincidimos en el ascensor. Voy a lo de los periódicos y el pan. Salgo a comprar los periódicos y salgo a comprar el pan.
Estoy en paro. Me gusta la vecina y odio el golf. Nada tengo que objetar del pan. El pan está como un pan. Me gusta la vecina; odio el golf. Todas las mañanas salgo a comprar los periódicos aunque llevo digerida la prensa digital. Nada tengo que decir del pan. Amo la prensa de papel. Amo el papel. No me gusta el golf. Me gusta la vecina y reniego de la prensa digital. Siento debilidad por el papel de periódico y por el papel de estraza. Me gusta la palabra estraza hermanada con la de papel. Mañanas estupendas de invierno; días fríos y lluviosos y días destemplados de viento sur.
Estoy en paro. Coincidimos frecuentemente en el ascensor. Acudo a una cafetería. Ella se va a jugar al golf. Bajamos juntos en el ascensor y me da la brasa con el golf. Compro los periódicos y el pan. Me gusta el olor de la tinta en el papel. Me aíslo en la cafetería. Devoro el pan y devoro las noticias.
Estoy en paro. Me da la chapa con el golf, Reniego del golf y reniego de la prensa digital.
Tengo una vecina que le gusta jugar al golf. Me gusta la vecina; odio el golf.
Odia el pan. Le aburren las noticias y odia el pan. Odia mi bendito pan. Venero los minutos que siguen a la taza de café. Me inclino reverente ante las luces encendidas en el ajedrez de las fachadas, Idolatro la calle a través del cristal. Amo el revoque de los edificios como amo el papel de estraza y el olor acre de la tinta en la prensa de papel. Adoro la luz ambigua del amanecer y el sonido sesgado de los coches sobre el asfalto; me carga el golf.
Tengo una vecina que le gusta el golf; una vecina insensible a la prensa de papel; insensible al papel que desempaña la prensa de papel. Insensible al calor del rigor del invierno. Insensible al preludio del tráfico sobre el asfalto mojado; insensible al ritual del café en las cafeterías con tertulias de café. Insensible al pan del tabuco de la panadería de la esquina, Insensible al despliegue de las calles al amanecer.
Tengo una vecina que le gusta el golf. Sueño que me gustaría que me gustara la vecina; Me carga la vecina; odio el golf.
Pedro Azcunaga Martinez
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- Amor – Odio - 8 mayo, 2018
Joserra dice
Buen relato. Enhorabuena.
Me gusta el escrito, pero también el golf.