Hay una sombra en la esquina de mi cuarto, una sombra que me observa, con despecho, una sombra que me orbita, siempre fiel, como si no pudiera sostenerse sin mi pecho, pero a la vez, quisiera arrancarme la piel. Si me lo propongo, la puedo dejar de ver, pero permanece, quieta, porque siento su mirada, me mira expectante, atenta, esperando firmemente que lo haga, que haga … [Leer más...]