De nada sirve llevar el reloj adelantado si la pereza me vence, si soy incapaz de salir de la cama tres minutos antes, o incluso dos. Con dos hubiera bastado… A lo lejos, ve el autobús al que tendría que subir a punto de cerrar sus puertas y seguir ruta. Aunque echase a correr, no lo alcanzaría. El suelo está cubierto de sal y nieve sucia; los zapatos de ante acabarán … [Leer más...]