Ritxar guarda toda su casa en una sola maleta. Ahí dentro habrá un par de prendas, uno o dos libros, zapatos secos, el saco de dormir y la dosis de metadona de la semana. Ha cumplido 43 años y desde hace catorce vive en la calle. Es alto, delgado y tiene los pómulos hundidos. Suele vestir una chaqueta vieja de cuero y siempre se sienta con su cajita de cartón y un libro al … [Leer más...]