¿Qué buscas con tus ojos,
tumbado,
con tus lomas de nieve,
tranquilo
en el remanso de tu cama?
¿Qué buscas,
ojos de obsidiana dura?
¿Tus copos de canela?
Están en la cima.
¿Buscas los caminos
de luz de las rendijas,
para calentar
lo que antes fue tu lomo inquieto?
¿Qué buscas?
¿La conclusión,
el remate de tus lanas?
Es pronto todavía
para tus briznas morenas
en el lomo blando.
Pronto para buscar
el calor del cuerpo
en los incendios del sol,
mi pequeño costuras…
¿Sigues, riscos negros,
buscando aún con esas cejas
balconcitos salientes de primavera…
hurgando el espacio,
los rayos de la gran estrella?
¿Esperas a apagarte acaso?
¿El cielo?
Pues no te apagues,
que yo no quiero.
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Oihana Fullaondo
Nací el 14 de mayo de 1988.
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Yo no soy nadie, ¿y tú?
¿No eres nadie tampoco?
Entonces somos dos, guarda el secreto.
Ya sabes que podrían desterrarnos.
¡Es un horror ser alguien!
Pregonarlo lo mismo que una rana
que proclama su nombre todo el día
a la admirada charca.
E. Dickinson, traducción de Carlos Pujol.
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Julen dice
Oihana, tu poema es de una bella extrañeza. Una marca de amor preciosa; en la forma y el contenido.
Oihana dice
Gracias, Julen. Me alegro de que te haya gustado.
iñigo dice
Me gusta tu voz distinta. No sólo tu voz. Repartes imágenes, me haces fijarme en aspectos de la realidad que de otro modo, pasarían casi desapercibidos para mí. Gracias, eso vale mucho.
Oihana dice
Gracias, Iñigo. 🙂
Martín Ibarrola dice
Me ha comentado un profesor de Literaturas Comparadas de la universidad de Turia que, en realidad, Oihana Fullaondo se refería a un perro, de hecho, que se refería a su perro, y que mi foto del ojo de un gato era inexacta.
Le he insultado y he abandonado la conversación. Sigo pensando que el pequeño costuras es un gato. Y mira que odio los gatos. Pero a éste le quiero. Quiero sus riscos negros y sus ojos de obsidiana, su lomo blando e inquieto. Es el segundo gato al que he querido en mi vida.
Y ahora resulta que era perro…
Oihana Fullaondo dice
Resulta que era un perro, pero para ti, Martín, será el gato al que tú querías. Él está conforme, bueno, más bien dormido.
Mientras le sigas queriendo… – dice entre sueños….
iñigo dice
Me llamo Serafín Hojaldre. Pertenezco a la asociación de veterinarios de Colina Media, y hace ya hace meses que tengo colgado un póster en mi consulta con el poema de la señora Fullaondo Juaristi. Preside la salita de espera que da paso al quirófano gatuno, Y es ahora, a partir de las informaciones de un profesor de literatura de la Universidad de Turia cuando nos enteramos de que el poema en cuestión se refiere a un perro…
Quería hacerle notar a la señora Fullaondo lo mucho que gusta su poema. Un verdadero consuelo para tantos gatófilos.
Celebro que los amantes de los perros puedan sumarse a esta oración distinta. Antes de despedirme, no me resisto a copiar este fragmento:
¿Sigues, riscos negros,
buscando aún con esas cejas
balconcitos salientes de primavera…
hurgando el espacio,
los rayos de la gran estrella?
¿Esperas a apagarte acaso?
¿El cielo?
Pues no te apagues,
que yo no quiero.