Hace dos años, el pianista bilbaino grabó junto a Borja Barrueta (batería) y David Ruiz (bajo) su primer disco en directo, Life is too short. Sucedió en laHacería. Desde entonces, Juan ha viajado por todo el mundo. Ha sido un pianista de crucero en el mar del Caribe, al más puro estilo Baricco, ha contemplado agujeros de bala serbios mientras buscaba unos ojos que nunca encontraría, ha tocado en Japón, en Kathmandu. Y ahora (jueves, 13 de noviembre) vuelve al teatro Campos con su nuevo disco “… and the world is large“.
Pero Juan no está solo. Para la grabación en directo ha reclutado a un equipo dispuesto a enfrentrarse a esta epopeya jazzística: el gran saxo Andrzej Olejniczak se ha sumado a los tres músicos de la formación original; Naiel Ibarrola, nuestro prolífico inquilino , ilustra y texturiza el viaje musical con sus proyecciones visuales; los siempre impolutos TwoBaskos se encargarán de que el bolo no se pierda en la memoria; y el periodista musical Yavhé M. de la Cavada se ha atrevido, escuchando desde un rincón, con las linernotes.
Se apagan las luces, se encienden las ilustraciones, y Juan susurra en blanco y negro.
Borja es un malabarista feliz; maneja las baquetas como quien experimenta en su laboratorio: probetas de aluminio, frascos con forma de caja. David se yergue con esa tranquilidad de escritor, y nos describe con acento nepalí, o serbio, o caribeño, los lugares de los que le habló Juan. Y aparece Andrzej en escena. Viste sombrero, pantalones azules y unos zapatos anaranjados. Estridente. Pero es que él sabe cómo ser estridente. Parece cómodo entre los tres amigos, no deja de moverse, les llama, les grita una y otra vez, divertido. Detrás, se proyectan mundos imaginados, mundos pintados.
Juan nos explica que ha viajado, que ha visto mundo. Habla poco, está claro que prefiere comunicarse con el piano. Y, dice, el mundo es grande. Aunque he de confesar que, durante una hora, yo habría dicho que no ocupaba más que un escenario.
Si alguien quiere perderse en el disco, aquí dejamos las ilustraciones de aquellas ciudades que marcan el camino.
Martín Ibarrola
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iñigo dice
Muy bueno, yo también creo que Borja Barrueta es un malabarista feliz.
No pude ir, una pena. Suele gustarme ver tocar a músicos de una cierta edad.
Gracias por avisar.