Cordones. Cuando era niño, no podía atar mis cordones. Los sentía torpes e hinchados como si fueran cuerdas, ramas, brazos. Brazos. Mis cordones son brazos. Y cuando los ato, imagino que estoy rompiendo huesos. Sonidos apagados como el machacar de dientes. Sigo hasta que mis oídos no lo pueden aguantar. Ramas. Mis cordones son ramas. Y cuando los … [Leer más...]
¿Qué quieres?
Cuánto oro y ámbar te guardas en tu mirada de ojos tristes. ¿Qué me quieres pedir? Por ti doy más que caricias y besos. Si tú quieres, podría rastrillar con mi mano tu espalda de negro cerrado hasta que las marcas fuesen como surcos en la arena; cinco caminos que mis dedos trazarían con esmero. A cambio, tú bailarías claqué en los pasillos con donaire y tus garras … [Leer más...]